Al pasar los años la Educación ha sido
un gran tema en las mesas de las familias, se han cuestionado qué educación
esperan del Estado y cómo éste se hace cargo de ella, todo esto, expuesto en
marchas, cambios de metodologías y la denominada reforma educacional. Los temas
que generan y causan interés en las familias, es sobre la calidad y qué
realmente se le enseña a los niños y niñas en las escuelas, donde lo cognitivo,
social y emocional están luchando de forma conjunta para ser relevantes. Es por
esto, que a través de mi experiencia como Educadora y por lo que
se vivencia en la praxis pedagógica, es complejo poder educar a
niños y niñas en sus primeros años de vida, si el mediador/a no está preparado
emocionalmente e intelectualmente, ya que puede desarrollar experiencias
educativas reproductoras de patrones culturales
segregadores, y con esto hago referencia a ciertos temas que
van más allá de las matemáticas, desarrollo del lenguaje, memorizar fechas etc.
Es un tema que se encuentra vetado en cierto grado aun en Educación,
hablo del género y su reproducción en las aulas y contextos familiares.
Las Bases Curriculares de la Educación
Parvularia, plantea como uno de sus objetivos propiciar aprendizajes
significativos y relevantes a niños/as, respetando sus diversidades étnicas,
lingüísticas y de género, en éste último, se puede vivenciar que desde
pequeños/as los niños/as se ven estigmatizados por su sexo, buscando el color,
nombre, objeto, vestimenta etc. Que sea adecuada al género impuesto culturalmente,
si bien, hoy en día existen diversos programas que buscan propiciar cambios
desde la primera infancia sobre género, aún queda mucho por avanzar en los
Educadores y Educadoras, sobre todo en lo que respecta a sus prácticas. Es
difícil conseguir cambios, si no comprendemos el capital cultural del adulto/a
y qué perspectivas posee sobre género, la cultura imperante a través de su vida
les ha heredado patrones de género que es importante intervenir también en
ellos y ellas.
Por otro lado, aún se pueden vivenciar
en los aspectos prácticos graves diferencias en la educación de los
párvulos/as, se les segrega a través de sus colores, lenguaje y sobre todo, en
las experiencias de aprendizaje, donde las niñas a través del juego cumplen un
rol más pasivo y los niños desarrollan su motricidad gruesa y pensamiento
lógico a través de juegos más activos, pero esto no queda solamente en el aula,
el espacio familiar, los medios de comunicación, las tiendas, absolutamente
TODO, está diseñado para dividir e inferiorizar a las niñas.
Algunas formas de segregar a los niños
y niñas es:
- “Las niñitas no andan jugando como
los niños”
- “Cuando seas grande, debes
comportarte como un macho”
- “Las niñas tienen que ser tratadas
con más cuidado y delicadeza”
- “Los niños son más bruscos”
- “Los varones se visten de determinada
manera y las niñas de otra”
Si bien, los ejemplos expuestos son una
forma común del trato de determinadas familias y escuelas a niños y niñas, se
hace necesario resaltar que la primera infancia debe ser educada desde los
derechos humanos y no sólo de saberlos, sino también de cómo ejercerlos, no
sacamos nada de apurar a un niño/a de 5 o 6 años en que sea el mejor en ciertas
áreas, sino tenemos en cuenta que la sociedad está diseñada para segregarlo/a según
su sexo, que la vida de su hijo/a no sea determinada por colores o patrones
culturales, es necesario que se generen cambios en la educación, y que esta sea
desde la valorización de su ser, promoviendo que busque espacios educativos que
integren y respeten las diferencias étnicas, lingüísticas y de género como tal,
que en definitiva no sea parte de un proyecto escrito que queda sólo en la
teoría e ignore la práctica, ya que, son
muchas las diferencias que nos caracterizan.
Autor/a: María
Soledad Pino || Educadora de Parvulos || mariaa.soledad@live.cl
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