sábado, 14 de marzo de 2015

¿QUÉ PASA CON LOS EDUCADORES/AS DE PÁRVULOS EN EL PROFESORADO?


La docencia es la base de cada proceso y cambio social, debido el impacto que poseen sus metodologías y experiencias de aprendizaje en el desarrollo emocional, social e intelectual de los niños, niñas y jóvenes. El profesorado se ve dividido según su especialidad y la ejerce según los planes y programas que son establecidos por el MINEDUC, sin embargo, al encontrarse hoy en día el profesional docente en una lucha social por su valoración y profesionalización, nos podemos encontrar con una grave desigualdad de saberes dentro de las instituciones educativas, debido al rol que desempeña cada docente, en este caso, hago énfasis en los Educadores y Educadoras de Párvulos, que al ser parte del profesorado aún no propician un empoderamiento de su rol en la sociedad y se ven desvalorizados/as según su trabajo y poco análisis crítico y reflexivo de su quehacer pedagógico.

Es por esto, que la Educación Inicial debe tomar un protagonismo relevante a través de los Educadores/as que son parte de ella, siendo científicos/as en sus aulas, hacer de su área un camino que amplíe y valore los procesos integrales de los educandos/as, no es posible que un/a profesional se desarrolle de manera armónica y potencie sus habilidades intelectuales de manera significativa si su contexto laboral se enmarca en una marginación de su quehacer, donde el aprender se ve deslegitimizado en algunas ocasiones, por utilizar el juego como una forma de aprender y vivenciar nuevos conocimientos, de esta manera, hacen de la Educación Parvularia un proceso  de adoctrinamiento y cumpliendo con programas  ya establecidos, dejando de lado el aprendizaje lúdico, creativo y artístico.

Ahora bien, centrándonos en la educación inicial, es evidente que carece de una identidad profesional si muchos  Educadores/as son representados como un “útero universal”, es decir, que socialmente son vistos/as como personas encargadas de cumplir ciertas necesidades básicas de los bebés, niños y niñas, sin visualizar el contenido educativo, teórico y práctico que existe detrás, el poco sentido de crítica y valorización de la carrera de Educación Parvularia, es de tal modo, que se reproduce en los diferentes contextos que se desenvuelve el Educador/a, sin embargo, el empoderamiento debe surgir desde la formación inicial del profesorado, debido que muchas profesionales deben entender que no se educaron para ser denominadas hermanas/os de sus apoderados/as, llevando el nombre de “tía/o”, como también, el rol imprescindible que tienen en educar en valores y desarrollar habilidades necesarias en los niños/as para que puedan tener un mayor dominio de su espacio, lenguaje, motricidad, estimulación sensoriomotriz, creatividad, integralidad etc.


En relación con lo anterior, se requiere ejercer por parte del profesorado un mayor dominio y valoración de su quehacer educativo, sin menospreciar e inferiorizar a otros/as, se debe entender y comprender que la Educación Parvularia es un pilar fundamental en la sociedad y existen a su vez, Educadores/as que realizan una labor muy disciplinar e intelectual en sus aulas, pero no puede ser sólo una minoría, está demostrado que los primeros años de vida de un niño/a son cruciales para su desarrollo en el devenir, sin embargo, seguimos reproduciendo patrones culturales que enajenan y desvaloran  a los Educadores/as, por ende, basta de llamarnos Parvularias, siendo que somos Educadoras, aparte de enseñarle a los niños/as a través del juego también pensamos y luchamos, aparte de cuidar, también educamos, es por esto, que se deben crear espacios de reflexión, crítica, identidad y construcción, para ofrecer cambios relevantes en las prácticas educativas y en sus vidas como Educadores/as , obteniendo una remuneración digna y apreciación social.- 

Autor/a: María Soledad Pino || Educadora de Parvulos || mariaa.soledad@live.cl

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